Del 21 al 31 de enero, el festival de novela negra de Barcelona, BCNegra 2021, realizó un homenaje a La Rambla. Recuperó la leyenda del Barrio Chino y se habló de pistoleros y de atentados, también de gastronomía… pero no de detectives privados. Al menos no de detectives reales. Una pena. Barcelona fue, en el primer cuarto del siglo XX, una de las capitales europeas de la investigación privada y La Rambla era su corazón.
29 de abril de 1915. La policía irrumpió en una habitación del hotel Oriente, en La Rambla de Barcelona, y detuvo a los detectives privados Ramon Julibert y María Álvarez Cadenas. Ambos se alojaban con nombres falsos, haciéndose pasar por matrimonio. Julibert era un conocido investigador, director de la agencia L’Humanité, situada cerca del hotel, en la Rambla de Sant Josep, número 26, junto a la Portaferrissa.

Empezaba así un sensacional proceso judicial que tardó más de dos años en resolverse. Un caso cuyo inicio era digno de la mejor novela negra.
El drama comenzó a gestarse en Manila unos meses antes. Isabel Hervás, dama de la alta sociedad filipina, sospechaba que su marido millonario, José Rafael Inchausti, quería separarse de ella. Inteligente y manipuladora, Isabel convenció a su suegra y a un psiquiatra poco escrupuloso de que su marido se había vuelto loco. Ya interno en un hospital y sin control sobre su fortuna, los psiquiatras aconsejaron a Inchausti que viajara a Barcelona para que especialistas de la ciudad tratasen su enfermedad. En febrero de aquel 1915, el paciente y su madre desembarcaron en el puerto y se alojaron en el hotel Oriente. Comenzaba el juego.
Aquel asunto fue uno más de los muchos que se resolvieron en La Rambla a principios del siglo XX. Los mejores detectives privados se establecieron allí. No menos de treinta agencias de cierto nivel tuvieron su domicilio en el paseo durante aquellas primeras décadas de la centuria, a las que hay que sumar las que abrieron sus puertas en las calles adyacentes, como Hospital, Pelayo, Paseo de Colón, etc. y los profesionales que no se anunciaban en prensa y atendían a sus clientes en alguna habitación alquilada. La Rambla era el paseo europeo de los detectives privados. Pocas calles en el continente tuvieron tal concentración de investigadores.
No menos de treinta agencias de cierto nivel tuvieron su domicilio en el paseo durante aquellas primeras décadas de la centuria
Las biografías de algunos de aquellos detectives parecen sacadas de la ficción. Eran dignos hijos de una época y de una ciudad cosmopolita, violenta y fascinante. Fernando Cadiñanos, el azote de los policías corruptos, tuvo su despacho en la Rambla de Santa Mónica,5. Antonio de Nait, con domicilio en Rambla del Centro, 34, resolvió estafas millonarias por medio mundo y fue jefe operativo de los servicios secretos franceses en Barcelona durante la Primera Guerra Mundial. Antonio Romero inauguró un gran despacho en la plaza del Teatro desde el que dirigía investigaciones en Hispanoamérica. Joaquín de Lamor abrió una agencia de alto nivel en la esquina de La Rambla con Pelayo, se ocupó de casos relacionados con la aristocracia y tuvo que tapar más de un escándalo del rey Alfonso XIII en España y en Europa. En la calle Canuda, no muy lejos de La Rambla, estaba el despacho de Carolina Bravo, la primera mujer en dirigir una agencia en España y una de las primeras de Europa.
Una pena que no se hablara de ellos en esta edición tan especial —y tan interesante, por otro lado— de BCNegra dedicada a La Rambla, el paseo de los detectives privados. Son historias tan apasionantes como poco conocidas. Recuerden que todas ellas aparecen en Todo lo oye, todo lo ve, todo lo sabe (Espasa), la historia de los primeros detectives privados españoles.
Me ha encantado 🥰 ! Me ha teletransportado en el tiempo!
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Muchas gracias. Intentaré ser más constante y actualizar el blog cada semana con historias de detectives reales que van desde mediados del siglo XIX hasta la Guerra Civil.
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