En 1918, Ramón Fernández-Luna, comisario jefe de la Brigada de Investigación Criminal de Madrid y futuro detective privado, publicó un folleto en el que dejó patente su conciencia social. Se titulaba «Proyecto de Escuela de Reforma».
El subtítulo era descriptivo: «El Estado, en su misión tutelar para evitar la criminalidad, vagancia, prostitución y mendicidad». Denunciaba la miseria en que vivía una parte de la sociedad española y la inutilidad de instituciones como los reformatorios.
Proponía la creación de unas «colonias agrícolas» en las que los jóvenes delincuentes rehicieran sus vidas, ganaran algo de dinero para el futuro y aprendieran un oficio. Sostenía que saldría más barato al Estado que mantener el enorme aparato policial y judicial de entonces.

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